miércoles, 18 de diciembre de 2013

Versos...

Me he dado cuenta de que he perdido mi literatura.
O sea, no toda... pero casi.
Antes cada día era un poema, dos, tres...
¿Qué ha pasado con mis versos, que hace años me llenaban la cabeza de imposibles fantasías? Quién sabe dónde habrán ido... Tal vez sólo estuvieron un rato, quizá sólo vinieron para llenarme de amor y de sentimientos indescriptibles, y un día sin más partieron a buscar otros corazones que llenar, otras almas que alentar y dejaron en mí una pequeña porción de su saber, de su perfección... Je, que irónico, apenas pienso en ello y me sale solo.
A veces me acerco a los polvorientos brazos de mi pasado y busco entre las páginas escritas los recuerdos que en mis labios se dibujan, formando una sonrisa. Y no hago sino mirar, leer aleatoriamente, sin buscar la auténtica verdad, la verdad que me lleve a acercarme un poco más a esa fuente de vida de la que bebí, y a veces, como ahora, sin querer, divago en mi cabeza, vomitando lo que en sueños no me atrevo a recordar, las historias que se fueron, un pasado, que en los libros solamente quedará.

martes, 15 de octubre de 2013

Octubre

Silencio. Abro los ojos y sólo oigo silencio. Recuerdo con nostalgia los tiempos que fueron mejores, tiempos pasados que quedan en el recuerdo, en la memoria, donde todo se ve distinto a como fue. Me pongo en pie. Fuera, el ulular del viento me estremece; suena en la persiana, silva por las desiertas calles de mi pensamiento mientras me acerco a la puerta. Mientras ando, miro con las manos aquello con lo que me voy topando, sintiendo su presencia en mí, recordando el color, el sonido, el olor,... Pienso cuánto he vivido, cuánto he pasado, pienso en el sueño, en la memoria de aquellos días que hoy revivo sin querer. No puedo avanzar, me he detenido silenciosamente en frente de la puerta cerrada. Pienso un momento, miro sin mirar, contemplo sin contemplar mis miedos y mis temores, esos temores que hoy se apiadan de mí, que me huyen con espanto. Pienso en todo lo que sin vivir he vivido, en todo lo que sin soñar he soñado y despierto de repente del pasado, atrapado en una celda que me hace libre, umos barrotes que me protegen del exterior.
No se como he llegado ahí, intento recordar, recolectando huellas que sobre el camino siembro de vez en cuando, y descubro con sorpresa que mi realidad las fue borrando, y según me acerco al comienzo de todo cuanto soy, voy sintiendo el frío y el calor, el sueño eterno vivido sin vivir, recordando sin recordar que ese 6 de octubre volví a nacer, volví a soñar.

martes, 10 de septiembre de 2013

Viejo amigo.

Hoy escribo entre los brazos de un viejo amigo, entre sueños que algún día tuve y se han quedado atrapados en mi alma. Hoy escribo con la esperanza de que algún día esos sueños puedan despertar para cumplirse, para besar los labios que se marcharon, la boca que se perdió en mi pasado. Hoy es un día como otro cualquiera, hoy estoy rodeado de viejos recuerdos que fugazmente atraviesan mi mente y se esfuman, recuerdos que vivo de nuevo, y vuelvo a almacenar en la memoria.


Hoy, los brazos de mi viejo amigo me arropan del frío de verano, un frío que hiela las almas y apaga los corazones; hoy mis sueños son más puros, hoy mi vida es más libre, un poco más, mas aun sigo dependiendo de mi pasado. Siento que la verdad sigue aferrada a mi esperanza, esperando que algún día se cumpla mi mayor sueño. Hasta entonces seguiré esperando un milagro...

viernes, 2 de agosto de 2013

Música.

Últimamente me doy cuenta de que la gente tiene canciones favoritas y ni siquiera saben de qué hablan, tan solo se fijan en el ritmo o la voz. Hemos perdido el verdadero sifnigicado de la música, el mensaje que transmiten los versos de cada canción, que son únicos e irrepetibles. El sentimiento que la voz transmite, no es otro que el que las palabras le quieran dar, sin palabras, la voz, la música, no es nada, tan solo ruidos melodicos que suenan al compás de un ritmo aleatorio. ¿Quién quiere música vacía, que no transmita otra cosa que el ruido? ¿En serio podemos llamar a eso música? La música, creo yo, es otra cosa completamente distina, es más, la música es poesía con ritmo. No ruido sin palabras.

domingo, 21 de julio de 2013

"Sin nada que hacer".

Hay días que te levantas y piensas: hoy va a ser un buen día. Esos días que miras desde abajo y piensas: hasta ahí arriba tengo que subir. Que empiezas bien, quedando con un amigo, la mañana ha sido buena, has hecho cosas, has despejado la mente y has salido a la calle y por un rato has disfrutado del verano. Son esos días en los que después de comer te dices a ti mismo: ahora descanso un poco y luego quedo con los demás. Y te tumbas en la cama, empiezas a pensar qué hacer, y te llega la inspiración y escribes un capítulo de un libro que llevas construyendo unos meses, y te enfrascas en el universo de la imaginación, sientes la tinta fluir por tus venas y escribes y escribes y cuando estas en medio de todo eso, suena tu teléfono. Por fin se deciden a quedar, piensas, y miras y ves que alguien ha propuesto algo, y la gente empieza a decir que no puede, primero es uno, luego alguien dice que si puede, luego otro tampoco puede, a uno no le apetece, y así van cayendo uno a uno hasta que al final se suspende todo y no sale nadie. Te tumbas en la cama suspirando y piensas: qué manera de desperdiciar el verano. Pero no buscas una solución, simplemente sigues tumbado en tu cama pensando en tus cosas, mientras ante tus ojos van pasando las horas y los días, hasta que ya no te queda tiempo que disfrutar y te maldices por desperdiciar un verano, por desperdiciar días y días tumbado en la cama "sin nada que hacer". Pero ya es tarde, y te impones una norma: desde hoy no voy a desperdiciar más veranos así. Una norma que ya habías escuchado antes, de tus propios labios, un año atrás.

martes, 18 de junio de 2013

Gracias por estos años.


Ahora... que el final llega
y en el aire se respira
empapado de recuerdos
el olor a despedida,
... que la flor de primavera
lentamente se marchita,
... que la nube se ha secado
y en el cielo el sol no brilla;
ahora que el tiempo empuja,
que en viento torna la brisa,
ahora que el caminar
acontece más deprisa,
busco entre mis pasos uno
que guardar en mi sonrisa,
busco entre mis sueños uno
que en mi voz tenga cabida,
y al buscar entre mis huellas
voy guardando en mis pupilas
las sonrisas y las lágrimas,
el sendero de mi vida.


17-6-13


Como alguien dijo alguna vez, todo lo bueno se acaba; nunca piensas cómo de rápido puede cambiar tu vida sin que apenas te des cuenta. Un día estás acompañando a casa a tus mejores amigas después de un agotador día de clase, como llevas haciendo casi un año, y de repente, te das cuenta de que ya no volverás a hacer ese recorrido nunca más; o estás saliendo del coche de tu amigo, dispuesto a comenzar otro día de clase y de tu boca sale la frase que llevas diciendo tantos años al comenzar la mañana, y él te contesta exactamente lo mismo que todas las veces anteriores, pero de repente, te paras un instante a pensar y descubres que ese es el último día más que dirás y el último día menos que escucharás; o estás en clase, rodeado de la gente que ha estado a tu lado durante los últimos años, con alguna cara nueva, pero siempre cercana, y de repente, te das cuenta de que esos 50 minutos serán los últimos en la que estaréis todos juntos como clase.
Reconozco que, al pensar en todo esto, una parte de mí, quiere que nada cambie, porque todos tenemos miedo al cambio, miedo a perder aquello que nos hace sentirnos bien, miedo a partir a otra ciudad, miedo a hacer recuerdo lo que aún es realidad, pero otra parte de mí, quiere marchar, avanzar para algún día regresar, reencontrarme con viejos amigos y pasar un rato juntos, ver como han avanzado nuestras vidas desde que nos separamos... Así es la vida, perdemos algo para conseguir otras cosas; perdemos los hábitos, los momentos, las costumbres, pero lo que nunca se pierde, es la amistad.
Amigos (compañeros, profesores, familia), vosotros sabéis de lo que hablo, vosotros que me habéis acompañado durante todos estos años, haciéndome reír y llorar, lo normal, formando parte de mi día a día, de mis recuerdos, vosotros que me habéis guiado sin querer hacia el camino que he decidido tomar, seguro que sentís algo parecido a lo que siento yo, y vosotros, que habéis sido lo más grande que me ha pasado en estos años, os quiero dar las gracias, gracias por haber pasado por mi vida, gracias por formar parte de esos momentos que ahora quedarán en el recuerdo, por esas tardes de sábado en nuestras "taifas", por ese ánimo y cariño, por esa complicidad, esas cenas en el 58,... gracias por estos años.

miércoles, 3 de abril de 2013

Bipolar.

Te odio te amo te ignoro te extraño,
te olvido te pienso te quiero te araño,
te tengo te pierdo te mimo te mato,
te beso te pego te enciendo te apago,
te miro te evito te cuido te daño,
te piso los sueños te muerdo los labios.

domingo, 24 de marzo de 2013

¿Soy el único que sufre así?

A veces, cuando estoy mustio, triste por cualquier estupidez que ni me va ni me viene, simplemente es uno de esos días en los que estoy "raro", más sensible, digamos, y hablo con mis Amigos, que se muestran más distantes que de costumbre, pues porque las casualidades son inevitables, y agenos por completo a mi estado de ánimo, me hacen sentir más solo y triste todavía, mientras espero impaciente que uno de ellos me diga: ¿Te pasa algo? Para solo contestar: No, ¿por?, como si no quisiera hablar de ello, aunque en realidad deseo con todas mis fuerzas poder desahogarme...
¿Por qué finjo que no pasa nada? ¿Por qué cuando me preguntan, me limito a decir que todo está bien? Es absurdo, lo que más quiero es hablar de mi problema en ese momento, con esa persona, y cuando se me brinda la oportunidad, la rechazo, sintiéndome más mísero todavía cuando la otra persona contesta: Ok, entonces nada, y cambia radicalmente de tema...
¿Soy yo? ¿Soy el único que sufre así?

domingo, 3 de marzo de 2013

¿Por que no podemos volver a ser niños?

¿Nadie ha sentido alguna vez esa sensación entre alegría y melancolía, cuando vuelves la vista atrás y ves ves todo lo que has andado, volviendo sobre tus pasos y recordando los buenos momentos que has vivido? ¿No os habéis parado a pensar como pasa de rápido el tiempo? Pues hace tan solo cuatro días llorábamos sin consuelo cada vez que un niño nos quitaba nuestro juguete, hace cuatro días nos emocionábamos cuando metíamos un gol en el recreo que daba la victoria a nuestro equipo, cuando corríamos detrás de las palomas como si no hubiera mañana; cuando nos reuníamos toda una clase para celebrar un cumpleaños y nos creíamos superheroes cuando nos lanzábamos las bolas de la piscina de bolas y dábamos de lleno al "enemigo". ¿Nadie se acuerda? ¿Nadie lo echa de menos? ¿A nadie le gustaría volver a ser niño? ¿Y entonces, que problema hay en ello? ¿Por que no podemos volver a sentir eso sin, por supuesto eludir nuestras responsabilidades? ¿Por que no podemos volver a ser niños?...

Primavera en una celda gris.

En la radio, la armoniosa melodía de una guitarra española, interrumpida por el ruidoso motor del viejo Citroën, fluía en mi pensamiento como una caricia suave y rítmica.
A lo lejos, gigantes de roca se erguían silenciosos, inmóviles, ajenos a los senderos que el tiempo había dibujado poco a poco sobre sus pieles. Tras el sucio cristal de la ventanilla, el azul añil del cielo parecía tener un tono más apagado; los pájaros revoloteaban con sus alegres trinos bajo el último sol del aquella verde primavera bañada en violeta.
De vez en cuando, los fugaces comentarios de mis padres me devolvían a la realidad, de la que volvía a huir al instante. No me agradaba viajar en aquel viejo coche; odiaba su ruidoso traqueteo, su olor a sucio... siempre bajaba mi ventanilla para respirar aire puro del exterior. Me encantaba sentir como el viento, impregnado del dulce olor de la primavera, acariciaba con violencia mi rostro y despeinaba mi pelo.
Empezaba a sentir libertad en aquella prisión con ruedas, mas solo unos segundos duro mi epifanía, y cuando volví a la realidad, el viento ya no me acariciaba, y el silencio se había apoderado del motor y de la radio.

Si todos nos quisiéramos un poco más...

Si todos nos quisiéramos un poco más, si cada mañana amaneciéramos con ganas de vivir cada día como si fuera una aventura, colmando de gracia cada rincón, cada avenida, si cada palabra fuera algo más que un puñado de letras huecas, vacías de sentimiento, ¡qué utopía! Si cada vez que nuestro reflejo viéramos mirar, en vez de ver avaricia viéramos humildad, si en vez de fingir que somos, empezáramos a ser, si saliéramos a la calle sintiéndonos libres, sin máscaras que oculten nuestros rostros, sin mentiras que escondan nuestras almas, sin envidias que hieran nuestros corazones, si cada línea de este anhelo que hoy escribo pudiera algún día hacerse realidad, si todos nos quisiéramos un poco más, la Tierra sería un lugar mejor para vivir.

Recuerdo de un San Saturio gris.

Es momento de mirar atrás, alzar con orgullo la cara y mirar con tus ojos los ojos de quien te hizo marchar.
Recuerdo el momento preciso. Su mirada, la entrecortada voz que a sus labios asomaba, tímida, como un susurro lejano. Recuerdo aún sus manos, esas manos que nerviosas jugaban con el pañuelo que en su cuello, daba los únicos tonos coloridos a ese día tan gris... En ese momento la vi desaparecer como una exhalación de mi vida mientras aún su cuerpo seguía frente a mí; cabizbaja ella. Sentía su dolor en mi pecho como si fuera mío, lo sé porque no era un dolor como el que yo sentía, su dolor era como el dolor que se siente cuando aprietas el gatillo, era como una traición... y me mataba por dentro, mi dolor y su dolor.
No sabía como reaccionar, estaba petrificado, mi cuerpo se había secado de vida, e inerte, aún lograba mirarla sin derramar una lágrima... Entonces intenté salvarlo, intenté que todo volviera a ser como antes, los dos juntos de nuevo, olvidando aquel dolor que nos dominaba a ambos... Fue inútil; su corazón se había cerrado a mí, su sentimiento se había helado en su alma hasta morir, no podía hacer más por que volviera a mí; entonces, mis labios, ahora sí, entre lágrimas, lograron pronunciar una despedida...
Sobre su hombro se deslizaba un mar de recuerdos que brotaban de mi alma, sus recuerdos... Después, nunca más ha vuelto a ser la misma, ni yo he vuelto a ser el mismo; tras aquel instante nuestras vidas dieron un vuelco. Desde ese momento, mi presente pasó a ser parte de mi pasado.

Ella.

Ella, la flor que nace en mi alma, ella, que me cuida con su dulce aroma añil; ella, a quien me entrego, ella es quien me da motivos para vivir. Ella, suave voz, viva sonrisa; ella, del néctar de las nubes nació su alma, de la luz de las estrellas, de su brillo adamantino, cálido y puro, su corazón; ella, el espíritu inquieto que hace que el tiempo se detenga con solo una mirada, con solo una caricia de la brisa de sus labios... ella, ese verso discorde del poema de mi vida, ese verso que da sentido al díscolo universo que ha nacido en mi interior, ese universo idóneo al que huyo cuando la extraño.
La verdad, no se que fuerzas tendría ahora para seguir luchando de no ser por ella...

Allá.

Cada lágrima que lloro empapa el negro futuro que mis manos temblorosas alcanzan a moldear. ¿Qué más? ¿Qué más puedo hacer mal? Si ya no me queda nada... Mi presente son continuos intentos frustrados de ser algún día feliz, mi pasado son recuerdos, una nube de momentos que se disipa, casi siempre después de llover... y mi futuro... mi futuro es solo el negro agujero donde mueren los sueños y las esperanzas que un día puse en mí, y que ya se han perdido para siempre... Quiero volar, volar alto, muy alto, tan alto como las nubes o más, tan alto que mi silueta se confunda desde tierra con un mosquito; quiero llegar allá donde la noche y el día no existen, donde nadie pueda verme llorar, donde nadie pueda oirme gritar de dolor, donde nadie más que yo pueda hacerme daño, allá donde vivir no es un verbo, es un hecho, un recuerdo, allá donde el presente es continuo, no hay tiempo, ni espacio... allá... donde solo mi alma pueda llegar, allá donde no existe ni bien ni mal, donde simplemente todo lo que conocemos ahora, desaparece de nosotros para siempre... Yo deseo llegar allí, donde mi alma descanse tranquila, no ya eternamente... tan solo una eternidad...

Como a la primera.

Hay veces que te sientes como te sientes porque en caliente todo es diferente a como es en realidad. Hay veces que crees que amas a alguien, que estás dispuesto a dar la vida por esa persona y de repente te ves a ti mismo pensando en otra, en ella, la que de verdad amabas. Piensas entonces con la mente clara, sin el corazón, y recuerdas, recuerdas los momentos con ella, tu primer amor, tu primer beso, y hallas en ti la añoranza de esos momentos que jamás volverán. El vivo recuerdo de una tarde a su lado hace que poco a poco sientas cómo las lágrimas van subiendo a tus ojos, aunque tú, que eres más listo, las reprimes. Recuerdas que un instante a su lado era más valioso que cualquier tesoro, que nada podía hacer que dejaras de amarla.
Entonces piensas en ella, la de ahora, esa persona a la que crees amar, y piensas en algún momento como aquellos, buscas en tus recuerdos tan solo un instante y te das cuenta de que nunca ha habido ni habrá un sentimiento así hacia ella en tu corazón, porque tu corazón es de aquella que te robó el primer beso, aquella que aún en tus recuerdos te hace sentir tantas cosas...
Entonces te preguntas porqué estás con alguien a quien, aun queriéndola mucho, no quieres como quisiste a la primera, y entonces te das cuenta de que estás con ella porque nunca querrás a nadie más así, como a la primera.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Spring journey in a wheeled prison.

On the radio, the harmonious melody of a  Spanish guitar, interrupted by the noisy engine of the old Citroën, flew in my mind as a gentle and rhythmic whisper.
In the distance, rocky giants stood silent, motionless, oblivious to the trails that time had gradually drawn on their skins.
Through the dirty window, the indigo blue sky seemed to have a duller tone; the birds flew with their joyful trills in the last Sun of the green bathed in violet spring.
Occasionally, shooting comments from my parents fourths me to the reality, from where I turned to flee instantly. I did not like that old car; I hated the loud rattle, the dirty smell... I always roll down my window to breathe fresh air from the outside. I loved to feel the wind, infused with the sweet smell of spring, caressing my face with violence and messing up my hair.
I began to feel freedom in that prison with wheels, but my Epiphany last few seconds, and when I returned to reality, the wind already didn't caress me anymore, and silence had taken over the motor and the radio.

domingo, 3 de febrero de 2013

O.L.D.

A veces, tan solo vives pensando que todos los días son iguales, y un día te llevas la alegría más grande de tu vida, tu corazón da saltos de alegría, tus ojos se iluminan como si de ellos emanaran dorados rayos de Sol. La vida te sonríe, y pasan los días y crees que todo va a seguir igual de bien, todos los días te parecen igual de hermosos y florecientes. Hasta que de nuevo descubres que para nada la vida te dejaría seguir por ese camino de felicidad sin pasar por el dolor de un adiós, un adiós a esos días de grandeza en los que te creías inmortal, y lo eras, en cierto modo... Entonces pasa por tu mente cada segundo de esos días hermosos y felices y los recuerdas con anhelo y melancolía, y ríos de cristal humedecen la tinta de tus sueños y la hacen ilegible...
Llevas grabado en tu mente el momento especial de aquel día, pongamos un Domingo, aquel momento especial al mediodía en que tu vida cambió para mejor, lo recuerdas con melancolía  recuerdas como esperabas las horas previas, como esperabas ante Dios que llegara el momento de ser feliz... y ahora te ves solo, destrozado por tu ansia y tu descontrol, y cada vez que se acerca ese día, camuflado en un Domingo cualquiera, tu corazón se hunde en melancolía, no porque tú quieras, por tu parte ese episodio ya esta superado, pero las cicatrices duelen a veces, sobre todo si ven acercarse de nuevo la lanza que las causó.
Y es por eso por lo que Odio Los Domingos.


sábado, 19 de enero de 2013

La música y las personas: un vínculo comú.

Ultimamente estoy dejando de escuchar música en Los 40 Principales a determinadas horas, pues hay ciertas canciones que odio con todas mis fuerzas. Y ¿por qué? Fácil, porque aunque su ritmo me atraiga, su letra es vomitiva, no por ser mala la rima o no pergar con el ritmo, sino por lo que quiere decir, el mensaje que transmite.
¿No estais hartos de oir canciones como el "Tacatá", que hablan de forma tan explícita de ciertas cosas? Y eso no es lo malo, porque si esas canciones fueran para discotecas, perfecto, pero estamos dejando que niños de hasta 7 años escuchen esas canciones.
Todo hay que decirlo, nunca me ha gustado ese tipo de música, para mí la buena música tiene que transmitir un mensaje que cale en las personas, un mensaje de optimismo, de esperanza, un mensaje de amor o por qué no, un mensaje de desamor y pena, un mensaje que haga pensar, pero un mensaje que transmita confianza. En ese sentido la música es igual que las personas. Me explico.
Cuando escuchas una canción por primera vez, lo primero que escuchas es la melodía, el ritmo, seguramente ese ritmo te transmitirá un mensaje u otro dependiendo de si es un ritmo lento o rápido, también depende de los instrumentos, por ejemplo una guitarra acústica, no es lo mismo que una guitarra eléctrica, una bateria, un violín, incluso una mesa de DJ. Todo eso dice mucho de la canción, pero a veces, si escuchas la letra detenidamente, te das cuenta de lo poco que tiene que ver con el ritmo. La letra es el sentimiento que transmite la canción, es el mensaje, lo que está más allá de ese ritmo. ¿No os recuerda eso a las personas?
Cuando conoces a una persona la primera impresión es la apariencia, cómo se comporta, cómo va vestida: su "ritmo" y sus "instrumentos". Cuando la conoces mejor, conoces su vida, su historia, su "letra", y es cuando comprendes quién es y por qué es como es.
A mí me gusta casi todo tipo de música, musica rock, pop, blues, country, baladas, rumbas..., y pueden llamarme antiguo, soso, estúpido; pueden llamarme lo que quieran, pero a mí, sinceramente, nunca me podrá gustar una canción como el Tacatá, cuyo mensaje es: hoy con una y mañana con otra.

miércoles, 16 de enero de 2013

Amanecer.

Una efímera lluvia de escarlatas
que arañando el paraíso azabache
donde mueren deseos y diamantes
en la retina su belleza guarda.
Una eterna complicidad dorada
que cruza el océano inalcanzable
donde habitan los sueños más grandes
en la voz su dulce caricia graba.
Un instante de silencio perfecto
en que eterno y efímero son uno
en la imposibilidad del efecto;
que el tiempo avanza con cuidado sumo
por no romper con su paso ligero
la unión extraordinaria de dos Mundos.

domingo, 13 de enero de 2013

El tiempo me ha dado la razón.

No puedes evitar cambiarme, nada ni nadie puede evitar que una persona siga siendo la que es cuando sobre ella actúa el tiempo y la experiencia.
Tal vez si no te hubiera conocido seguiría siendo el mismo de antes, tal vez si tú hubieras sido diferente nada hubiera cambiado en mí, pero es evidente que tenía que pasar.
En la vida hay momentos que definen nuestra forma de ser, de actuar, de ver el mundo, de sentirlo... en definitiva, de vivir. Hay personas que nos cambian, aunque no lo quieran; nuestras vivencias con ellas nos hacen ver nuevas facetas de la vida que desconocíamos, unas buenas, otras malas, pero ninguna pasa de largo sin afectarnos tan solo lo más mínimo. Es por esto por lo que tú y los momentos contigo me han cambiado, aunque tú lucharas por mantenerme como era. Aunque tú no querías cambiarme, lo hiciste, y te lo agradezco.
Es irónico, todo acabó con un argumento con lagunas y una verdad oculta, el argumento de no cambiarme, de que no querías que yo fuera distinto solo por ti, porque yo era como era y tú no tenías derecho a cambiarme, y la verdad que seguirá oculta para siempre, supongo. Es irónico porque ahora yo, no se tú, me doy cuenta de que, como había predicho en ese momento, he cambiado, por ti, pero sin ti, esa es la diferencia; y he cambiado porque, con o sin ti, lo necesitaba desde hacía mucho, y aquella semana de S.Saturio fue el empujón que necesitaba para avanzar.
Ahora que tal vez te des cuenta de que en vano me rompiste el corazón en un intento de protegerme de la experiencia, tal vez te arrepientas; no lo hagas, sigue tu camino, que yo seguiré el mío, y espero que si nos cruzamos de nuevo, la experiencia te haya hecho ver que la vida te cambia, no las personas.

jueves, 3 de enero de 2013

Quizás olvide...

Quizás olvide tus ojos,
quizás olvide tu luz,
quizás vuele de mi memoria
tu corazón azul.
Quizás, y quizás seguro
que algún día olvidaré
los sueños, las palabras
que a tu lado sentiré.
Tal vez algún día
sin ti vea amanecer,
tal vez las espinas
en el pecho sentiré.
Mientras tanto sin temor
amaré cada segundo,
cada verso, cada mundo,
amaré tu corazón.