domingo, 3 de marzo de 2013

Allá.

Cada lágrima que lloro empapa el negro futuro que mis manos temblorosas alcanzan a moldear. ¿Qué más? ¿Qué más puedo hacer mal? Si ya no me queda nada... Mi presente son continuos intentos frustrados de ser algún día feliz, mi pasado son recuerdos, una nube de momentos que se disipa, casi siempre después de llover... y mi futuro... mi futuro es solo el negro agujero donde mueren los sueños y las esperanzas que un día puse en mí, y que ya se han perdido para siempre... Quiero volar, volar alto, muy alto, tan alto como las nubes o más, tan alto que mi silueta se confunda desde tierra con un mosquito; quiero llegar allá donde la noche y el día no existen, donde nadie pueda verme llorar, donde nadie pueda oirme gritar de dolor, donde nadie más que yo pueda hacerme daño, allá donde vivir no es un verbo, es un hecho, un recuerdo, allá donde el presente es continuo, no hay tiempo, ni espacio... allá... donde solo mi alma pueda llegar, allá donde no existe ni bien ni mal, donde simplemente todo lo que conocemos ahora, desaparece de nosotros para siempre... Yo deseo llegar allí, donde mi alma descanse tranquila, no ya eternamente... tan solo una eternidad...

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