domingo, 3 de marzo de 2013

Ella.

Ella, la flor que nace en mi alma, ella, que me cuida con su dulce aroma añil; ella, a quien me entrego, ella es quien me da motivos para vivir. Ella, suave voz, viva sonrisa; ella, del néctar de las nubes nació su alma, de la luz de las estrellas, de su brillo adamantino, cálido y puro, su corazón; ella, el espíritu inquieto que hace que el tiempo se detenga con solo una mirada, con solo una caricia de la brisa de sus labios... ella, ese verso discorde del poema de mi vida, ese verso que da sentido al díscolo universo que ha nacido en mi interior, ese universo idóneo al que huyo cuando la extraño.
La verdad, no se que fuerzas tendría ahora para seguir luchando de no ser por ella...

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