miércoles, 5 de septiembre de 2018
Un paréntesis.
domingo, 12 de noviembre de 2017
A simple vista.
Es algo que hago inconscientemente, me gusta mirar un edificio y no solo ver un edificio, sino ver su interior, la gente que lo está habitando, imaginar que dentro están teniendo lugar las historias de tantas personas diferentes. ¿Cómo puede un simple cubo de cemento y ladrillos contener algo tan valioso? Me gusta ver esas cosas simples y sacarles el jugo, eso que tienen de único y especial.
Pero a veces el alma, cansada por el ajetreo de intentar comprender hasta el más mínimo escenario, necesita un instante de paz, un momento de inanición en el que simplemente se deje llevar por el color de un paisaje, el olor de un momento o la textura de un instante único e irrepetible…
A veces es necesario dejar todo ese ruido de lado, apartarlo por un momento y disfrutar de lo que se ve a simple vista.
miércoles, 8 de febrero de 2017
El amor moderno.
A veces parece que el amor no es más que un motivo para comprar y consumir; gastar dinero para demostrar que aún estas enamorado. O enamorada. Ya casi nadie gasta esfuerzo de verdad en escribir un poema o componer una canción. O simplemente un dibujo, un detalle que haya salido de tus manos y no de un anuncio que viste en una revista o en una web.
Ya no vale el "se creen que la gente es estúpida", porque la gente ha demostrado que es todo lo estúpida que los vendedores le pidan, que no va a gastar tiempo de su preciada vida en un regalo si lo puede hacer otro con más calidad. La gente ha demostrado que el amor se ha convertido en una mera ocupación, estado social, algo de lo que presumir o con lo que excusarse.
El dinero no compra la felicidad; el dinero solo pudre a las personas que creen que tienen todo lo que puedan desear. Pero en realidad solo tienen dinero.
sábado, 1 de octubre de 2016
El epílogo del placer.
Son instantes que todo el mundo vive, que todo el mundo sufre, muchos en silencio.
Maldito placer que hace que el dolor se materialice, maldito dolor que desborda siempre al placer y le da la vuelta. Maldito ser humano, que solo ve lo que tiene delante, y se deja llevar. Maldito cuerpo inútil que siente dolor al golpearse, maldito espíritu inútil que siente dolor al ser golpeado.
Maldito momento en que uno decide dejar de sentir.
lunes, 21 de marzo de 2016
Por fin.
He vagado por las frías calles del invierno y he visto la nada desahuciandolo todo. El solo espíritu de las almas que una vez creyeron que el azar era algo más que la más sórdida casualidad, corría inmóvil sobre la gruesa capa de hielo que aislaba el Cielo de la Tierra.
He sucumbido en pequeñas dosis al letargo de mi agonía, que se manifiesta día y noche en las pupilas de mi existencia. Solo yo. Solo solo. Solamente. He visto en los cristales la fina pátina de la vejez, el fino hilo de vida que algún día acabará también cayendo, subiendo al exterior, vencido por los golpes y el maltrato de un dueño que no cesa.
Pero al final es la esperanza, que siempre llega como un gran aluvión que todo lo arrastra, que a todo lo muerto excita, y a todo lo vivo invita a volver a renacer, la que llega presurosa en una pequeña bola de cristal, como advirtiendo un futuro mágico, una bienvenida carnal en un mundo de sentidos. Un estallido de una bomba que grita en su interior.
Por fin.
martes, 9 de febrero de 2016
En mí mismo.
Existe un pequeño lugar, un minúsculo espacio envuelto en misterio en el que el corazón alberga esos sentimientos que nunca se borran. Esa mirada que te dejó ciego, esa voz que calló tus palabras.
El cariño recibido, para bien o para mal, existe por siempre en nosotros. Pertenece a ese pequeño rincón del alma donde una vez estuvo la inocencia, que es lo único que de ese espacio puede salir antes o después.
Cada vez que lo pienso lo tengo más claro. Cuanto más intento olvidar esos sentimientos más se aferran a mis sentidos, confundiéndome. ¿Es que acaso no existe una cura para el recuerdo?
Corro, salto, vuelo,... vuelo tan alto que el mundo entero me parece una mota de polvo en un universo que sopla haciéndola girar. Pero incluso desde allí arriba puedo ver en esa mota de polvo una humanidad que se ahoga, y entre toda esa gente, esa pudredumbre de lo que ellos llaman progreso puedo ver a una persona agena a todo, que tan solo quiere encontrarse a sí misma en una sociedad que la etiqueta a cada paso. Y me siento culpable, porque el corazón me impide ser imparcial y dejar que esa persona se equivoque. Me siento tan mezquino, tan desgastado por mis propios argumentos, que ya no sé si estoy haciendo lo correcto tratando de borrar lo imborrable. Tratando de ocultar lo que forma parte de mí. Porque por mucho que me oculte del mundo yo seguiré en mí, seguire aquí, viendo desde el infinito la finitud de los sentimientos.
viernes, 15 de enero de 2016
Amnesia
Cuando la noche envuelva las calles en pequeñas gotitas de cristal, y el color se oculte presuroso bajo la luz de las farolas, cuando los cuatro rayos que guían el camino de los hombres bailen bajo el hechizo de la infame locura que algún día lo abordará todo, cuando el olvido se apodere de mi mente, y mis recuerdos huyan despavoridos lejos de mí, y ya no sepa mi nombre, ni tu nombre, y ya no sepa saber, quiero al menos poder recordar en la retina de mis ojos tus ojos, y sentir cada vez que te vea esa sensación de estar en casa, sin tan siquiera saber realmente si existe un hogar para mí.