domingo, 3 de marzo de 2013

Si todos nos quisiéramos un poco más...

Si todos nos quisiéramos un poco más, si cada mañana amaneciéramos con ganas de vivir cada día como si fuera una aventura, colmando de gracia cada rincón, cada avenida, si cada palabra fuera algo más que un puñado de letras huecas, vacías de sentimiento, ¡qué utopía! Si cada vez que nuestro reflejo viéramos mirar, en vez de ver avaricia viéramos humildad, si en vez de fingir que somos, empezáramos a ser, si saliéramos a la calle sintiéndonos libres, sin máscaras que oculten nuestros rostros, sin mentiras que escondan nuestras almas, sin envidias que hieran nuestros corazones, si cada línea de este anhelo que hoy escribo pudiera algún día hacerse realidad, si todos nos quisiéramos un poco más, la Tierra sería un lugar mejor para vivir.

Recuerdo de un San Saturio gris.

Es momento de mirar atrás, alzar con orgullo la cara y mirar con tus ojos los ojos de quien te hizo marchar.
Recuerdo el momento preciso. Su mirada, la entrecortada voz que a sus labios asomaba, tímida, como un susurro lejano. Recuerdo aún sus manos, esas manos que nerviosas jugaban con el pañuelo que en su cuello, daba los únicos tonos coloridos a ese día tan gris... En ese momento la vi desaparecer como una exhalación de mi vida mientras aún su cuerpo seguía frente a mí; cabizbaja ella. Sentía su dolor en mi pecho como si fuera mío, lo sé porque no era un dolor como el que yo sentía, su dolor era como el dolor que se siente cuando aprietas el gatillo, era como una traición... y me mataba por dentro, mi dolor y su dolor.
No sabía como reaccionar, estaba petrificado, mi cuerpo se había secado de vida, e inerte, aún lograba mirarla sin derramar una lágrima... Entonces intenté salvarlo, intenté que todo volviera a ser como antes, los dos juntos de nuevo, olvidando aquel dolor que nos dominaba a ambos... Fue inútil; su corazón se había cerrado a mí, su sentimiento se había helado en su alma hasta morir, no podía hacer más por que volviera a mí; entonces, mis labios, ahora sí, entre lágrimas, lograron pronunciar una despedida...
Sobre su hombro se deslizaba un mar de recuerdos que brotaban de mi alma, sus recuerdos... Después, nunca más ha vuelto a ser la misma, ni yo he vuelto a ser el mismo; tras aquel instante nuestras vidas dieron un vuelco. Desde ese momento, mi presente pasó a ser parte de mi pasado.

Ella.

Ella, la flor que nace en mi alma, ella, que me cuida con su dulce aroma añil; ella, a quien me entrego, ella es quien me da motivos para vivir. Ella, suave voz, viva sonrisa; ella, del néctar de las nubes nació su alma, de la luz de las estrellas, de su brillo adamantino, cálido y puro, su corazón; ella, el espíritu inquieto que hace que el tiempo se detenga con solo una mirada, con solo una caricia de la brisa de sus labios... ella, ese verso discorde del poema de mi vida, ese verso que da sentido al díscolo universo que ha nacido en mi interior, ese universo idóneo al que huyo cuando la extraño.
La verdad, no se que fuerzas tendría ahora para seguir luchando de no ser por ella...

Allá.

Cada lágrima que lloro empapa el negro futuro que mis manos temblorosas alcanzan a moldear. ¿Qué más? ¿Qué más puedo hacer mal? Si ya no me queda nada... Mi presente son continuos intentos frustrados de ser algún día feliz, mi pasado son recuerdos, una nube de momentos que se disipa, casi siempre después de llover... y mi futuro... mi futuro es solo el negro agujero donde mueren los sueños y las esperanzas que un día puse en mí, y que ya se han perdido para siempre... Quiero volar, volar alto, muy alto, tan alto como las nubes o más, tan alto que mi silueta se confunda desde tierra con un mosquito; quiero llegar allá donde la noche y el día no existen, donde nadie pueda verme llorar, donde nadie pueda oirme gritar de dolor, donde nadie más que yo pueda hacerme daño, allá donde vivir no es un verbo, es un hecho, un recuerdo, allá donde el presente es continuo, no hay tiempo, ni espacio... allá... donde solo mi alma pueda llegar, allá donde no existe ni bien ni mal, donde simplemente todo lo que conocemos ahora, desaparece de nosotros para siempre... Yo deseo llegar allí, donde mi alma descanse tranquila, no ya eternamente... tan solo una eternidad...

Como a la primera.

Hay veces que te sientes como te sientes porque en caliente todo es diferente a como es en realidad. Hay veces que crees que amas a alguien, que estás dispuesto a dar la vida por esa persona y de repente te ves a ti mismo pensando en otra, en ella, la que de verdad amabas. Piensas entonces con la mente clara, sin el corazón, y recuerdas, recuerdas los momentos con ella, tu primer amor, tu primer beso, y hallas en ti la añoranza de esos momentos que jamás volverán. El vivo recuerdo de una tarde a su lado hace que poco a poco sientas cómo las lágrimas van subiendo a tus ojos, aunque tú, que eres más listo, las reprimes. Recuerdas que un instante a su lado era más valioso que cualquier tesoro, que nada podía hacer que dejaras de amarla.
Entonces piensas en ella, la de ahora, esa persona a la que crees amar, y piensas en algún momento como aquellos, buscas en tus recuerdos tan solo un instante y te das cuenta de que nunca ha habido ni habrá un sentimiento así hacia ella en tu corazón, porque tu corazón es de aquella que te robó el primer beso, aquella que aún en tus recuerdos te hace sentir tantas cosas...
Entonces te preguntas porqué estás con alguien a quien, aun queriéndola mucho, no quieres como quisiste a la primera, y entonces te das cuenta de que estás con ella porque nunca querrás a nadie más así, como a la primera.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Spring journey in a wheeled prison.

On the radio, the harmonious melody of a  Spanish guitar, interrupted by the noisy engine of the old Citroën, flew in my mind as a gentle and rhythmic whisper.
In the distance, rocky giants stood silent, motionless, oblivious to the trails that time had gradually drawn on their skins.
Through the dirty window, the indigo blue sky seemed to have a duller tone; the birds flew with their joyful trills in the last Sun of the green bathed in violet spring.
Occasionally, shooting comments from my parents fourths me to the reality, from where I turned to flee instantly. I did not like that old car; I hated the loud rattle, the dirty smell... I always roll down my window to breathe fresh air from the outside. I loved to feel the wind, infused with the sweet smell of spring, caressing my face with violence and messing up my hair.
I began to feel freedom in that prison with wheels, but my Epiphany last few seconds, and when I returned to reality, the wind already didn't caress me anymore, and silence had taken over the motor and the radio.

domingo, 3 de febrero de 2013

O.L.D.

A veces, tan solo vives pensando que todos los días son iguales, y un día te llevas la alegría más grande de tu vida, tu corazón da saltos de alegría, tus ojos se iluminan como si de ellos emanaran dorados rayos de Sol. La vida te sonríe, y pasan los días y crees que todo va a seguir igual de bien, todos los días te parecen igual de hermosos y florecientes. Hasta que de nuevo descubres que para nada la vida te dejaría seguir por ese camino de felicidad sin pasar por el dolor de un adiós, un adiós a esos días de grandeza en los que te creías inmortal, y lo eras, en cierto modo... Entonces pasa por tu mente cada segundo de esos días hermosos y felices y los recuerdas con anhelo y melancolía, y ríos de cristal humedecen la tinta de tus sueños y la hacen ilegible...
Llevas grabado en tu mente el momento especial de aquel día, pongamos un Domingo, aquel momento especial al mediodía en que tu vida cambió para mejor, lo recuerdas con melancolía  recuerdas como esperabas las horas previas, como esperabas ante Dios que llegara el momento de ser feliz... y ahora te ves solo, destrozado por tu ansia y tu descontrol, y cada vez que se acerca ese día, camuflado en un Domingo cualquiera, tu corazón se hunde en melancolía, no porque tú quieras, por tu parte ese episodio ya esta superado, pero las cicatrices duelen a veces, sobre todo si ven acercarse de nuevo la lanza que las causó.
Y es por eso por lo que Odio Los Domingos.