domingo, 24 de marzo de 2013

¿Soy el único que sufre así?

A veces, cuando estoy mustio, triste por cualquier estupidez que ni me va ni me viene, simplemente es uno de esos días en los que estoy "raro", más sensible, digamos, y hablo con mis Amigos, que se muestran más distantes que de costumbre, pues porque las casualidades son inevitables, y agenos por completo a mi estado de ánimo, me hacen sentir más solo y triste todavía, mientras espero impaciente que uno de ellos me diga: ¿Te pasa algo? Para solo contestar: No, ¿por?, como si no quisiera hablar de ello, aunque en realidad deseo con todas mis fuerzas poder desahogarme...
¿Por qué finjo que no pasa nada? ¿Por qué cuando me preguntan, me limito a decir que todo está bien? Es absurdo, lo que más quiero es hablar de mi problema en ese momento, con esa persona, y cuando se me brinda la oportunidad, la rechazo, sintiéndome más mísero todavía cuando la otra persona contesta: Ok, entonces nada, y cambia radicalmente de tema...
¿Soy yo? ¿Soy el único que sufre así?

domingo, 3 de marzo de 2013

¿Por que no podemos volver a ser niños?

¿Nadie ha sentido alguna vez esa sensación entre alegría y melancolía, cuando vuelves la vista atrás y ves ves todo lo que has andado, volviendo sobre tus pasos y recordando los buenos momentos que has vivido? ¿No os habéis parado a pensar como pasa de rápido el tiempo? Pues hace tan solo cuatro días llorábamos sin consuelo cada vez que un niño nos quitaba nuestro juguete, hace cuatro días nos emocionábamos cuando metíamos un gol en el recreo que daba la victoria a nuestro equipo, cuando corríamos detrás de las palomas como si no hubiera mañana; cuando nos reuníamos toda una clase para celebrar un cumpleaños y nos creíamos superheroes cuando nos lanzábamos las bolas de la piscina de bolas y dábamos de lleno al "enemigo". ¿Nadie se acuerda? ¿Nadie lo echa de menos? ¿A nadie le gustaría volver a ser niño? ¿Y entonces, que problema hay en ello? ¿Por que no podemos volver a sentir eso sin, por supuesto eludir nuestras responsabilidades? ¿Por que no podemos volver a ser niños?...

Primavera en una celda gris.

En la radio, la armoniosa melodía de una guitarra española, interrumpida por el ruidoso motor del viejo Citroën, fluía en mi pensamiento como una caricia suave y rítmica.
A lo lejos, gigantes de roca se erguían silenciosos, inmóviles, ajenos a los senderos que el tiempo había dibujado poco a poco sobre sus pieles. Tras el sucio cristal de la ventanilla, el azul añil del cielo parecía tener un tono más apagado; los pájaros revoloteaban con sus alegres trinos bajo el último sol del aquella verde primavera bañada en violeta.
De vez en cuando, los fugaces comentarios de mis padres me devolvían a la realidad, de la que volvía a huir al instante. No me agradaba viajar en aquel viejo coche; odiaba su ruidoso traqueteo, su olor a sucio... siempre bajaba mi ventanilla para respirar aire puro del exterior. Me encantaba sentir como el viento, impregnado del dulce olor de la primavera, acariciaba con violencia mi rostro y despeinaba mi pelo.
Empezaba a sentir libertad en aquella prisión con ruedas, mas solo unos segundos duro mi epifanía, y cuando volví a la realidad, el viento ya no me acariciaba, y el silencio se había apoderado del motor y de la radio.

Si todos nos quisiéramos un poco más...

Si todos nos quisiéramos un poco más, si cada mañana amaneciéramos con ganas de vivir cada día como si fuera una aventura, colmando de gracia cada rincón, cada avenida, si cada palabra fuera algo más que un puñado de letras huecas, vacías de sentimiento, ¡qué utopía! Si cada vez que nuestro reflejo viéramos mirar, en vez de ver avaricia viéramos humildad, si en vez de fingir que somos, empezáramos a ser, si saliéramos a la calle sintiéndonos libres, sin máscaras que oculten nuestros rostros, sin mentiras que escondan nuestras almas, sin envidias que hieran nuestros corazones, si cada línea de este anhelo que hoy escribo pudiera algún día hacerse realidad, si todos nos quisiéramos un poco más, la Tierra sería un lugar mejor para vivir.

Recuerdo de un San Saturio gris.

Es momento de mirar atrás, alzar con orgullo la cara y mirar con tus ojos los ojos de quien te hizo marchar.
Recuerdo el momento preciso. Su mirada, la entrecortada voz que a sus labios asomaba, tímida, como un susurro lejano. Recuerdo aún sus manos, esas manos que nerviosas jugaban con el pañuelo que en su cuello, daba los únicos tonos coloridos a ese día tan gris... En ese momento la vi desaparecer como una exhalación de mi vida mientras aún su cuerpo seguía frente a mí; cabizbaja ella. Sentía su dolor en mi pecho como si fuera mío, lo sé porque no era un dolor como el que yo sentía, su dolor era como el dolor que se siente cuando aprietas el gatillo, era como una traición... y me mataba por dentro, mi dolor y su dolor.
No sabía como reaccionar, estaba petrificado, mi cuerpo se había secado de vida, e inerte, aún lograba mirarla sin derramar una lágrima... Entonces intenté salvarlo, intenté que todo volviera a ser como antes, los dos juntos de nuevo, olvidando aquel dolor que nos dominaba a ambos... Fue inútil; su corazón se había cerrado a mí, su sentimiento se había helado en su alma hasta morir, no podía hacer más por que volviera a mí; entonces, mis labios, ahora sí, entre lágrimas, lograron pronunciar una despedida...
Sobre su hombro se deslizaba un mar de recuerdos que brotaban de mi alma, sus recuerdos... Después, nunca más ha vuelto a ser la misma, ni yo he vuelto a ser el mismo; tras aquel instante nuestras vidas dieron un vuelco. Desde ese momento, mi presente pasó a ser parte de mi pasado.

Ella.

Ella, la flor que nace en mi alma, ella, que me cuida con su dulce aroma añil; ella, a quien me entrego, ella es quien me da motivos para vivir. Ella, suave voz, viva sonrisa; ella, del néctar de las nubes nació su alma, de la luz de las estrellas, de su brillo adamantino, cálido y puro, su corazón; ella, el espíritu inquieto que hace que el tiempo se detenga con solo una mirada, con solo una caricia de la brisa de sus labios... ella, ese verso discorde del poema de mi vida, ese verso que da sentido al díscolo universo que ha nacido en mi interior, ese universo idóneo al que huyo cuando la extraño.
La verdad, no se que fuerzas tendría ahora para seguir luchando de no ser por ella...

Allá.

Cada lágrima que lloro empapa el negro futuro que mis manos temblorosas alcanzan a moldear. ¿Qué más? ¿Qué más puedo hacer mal? Si ya no me queda nada... Mi presente son continuos intentos frustrados de ser algún día feliz, mi pasado son recuerdos, una nube de momentos que se disipa, casi siempre después de llover... y mi futuro... mi futuro es solo el negro agujero donde mueren los sueños y las esperanzas que un día puse en mí, y que ya se han perdido para siempre... Quiero volar, volar alto, muy alto, tan alto como las nubes o más, tan alto que mi silueta se confunda desde tierra con un mosquito; quiero llegar allá donde la noche y el día no existen, donde nadie pueda verme llorar, donde nadie pueda oirme gritar de dolor, donde nadie más que yo pueda hacerme daño, allá donde vivir no es un verbo, es un hecho, un recuerdo, allá donde el presente es continuo, no hay tiempo, ni espacio... allá... donde solo mi alma pueda llegar, allá donde no existe ni bien ni mal, donde simplemente todo lo que conocemos ahora, desaparece de nosotros para siempre... Yo deseo llegar allí, donde mi alma descanse tranquila, no ya eternamente... tan solo una eternidad...

Como a la primera.

Hay veces que te sientes como te sientes porque en caliente todo es diferente a como es en realidad. Hay veces que crees que amas a alguien, que estás dispuesto a dar la vida por esa persona y de repente te ves a ti mismo pensando en otra, en ella, la que de verdad amabas. Piensas entonces con la mente clara, sin el corazón, y recuerdas, recuerdas los momentos con ella, tu primer amor, tu primer beso, y hallas en ti la añoranza de esos momentos que jamás volverán. El vivo recuerdo de una tarde a su lado hace que poco a poco sientas cómo las lágrimas van subiendo a tus ojos, aunque tú, que eres más listo, las reprimes. Recuerdas que un instante a su lado era más valioso que cualquier tesoro, que nada podía hacer que dejaras de amarla.
Entonces piensas en ella, la de ahora, esa persona a la que crees amar, y piensas en algún momento como aquellos, buscas en tus recuerdos tan solo un instante y te das cuenta de que nunca ha habido ni habrá un sentimiento así hacia ella en tu corazón, porque tu corazón es de aquella que te robó el primer beso, aquella que aún en tus recuerdos te hace sentir tantas cosas...
Entonces te preguntas porqué estás con alguien a quien, aun queriéndola mucho, no quieres como quisiste a la primera, y entonces te das cuenta de que estás con ella porque nunca querrás a nadie más así, como a la primera.