A veces, cuando estoy mustio, triste por cualquier estupidez que ni me va ni me viene, simplemente es uno de esos días en los que estoy "raro", más sensible, digamos, y hablo con mis Amigos, que se muestran más distantes que de costumbre, pues porque las casualidades son inevitables, y agenos por completo a mi estado de ánimo, me hacen sentir más solo y triste todavía, mientras espero impaciente que uno de ellos me diga: ¿Te pasa algo? Para solo contestar: No, ¿por?, como si no quisiera hablar de ello, aunque en realidad deseo con todas mis fuerzas poder desahogarme...
¿Por qué finjo que no pasa nada? ¿Por qué cuando me preguntan, me limito a decir que todo está bien? Es absurdo, lo que más quiero es hablar de mi problema en ese momento, con esa persona, y cuando se me brinda la oportunidad, la rechazo, sintiéndome más mísero todavía cuando la otra persona contesta: Ok, entonces nada, y cambia radicalmente de tema...
¿Soy yo? ¿Soy el único que sufre así?
domingo, 24 de marzo de 2013
¿Soy el único que sufre así?
domingo, 3 de marzo de 2013
¿Por que no podemos volver a ser niños?
Primavera en una celda gris.
A lo lejos, gigantes de roca se erguían silenciosos, inmóviles, ajenos a los senderos que el tiempo había dibujado poco a poco sobre sus pieles. Tras el sucio cristal de la ventanilla, el azul añil del cielo parecía tener un tono más apagado; los pájaros revoloteaban con sus alegres trinos bajo el último sol del aquella verde primavera bañada en violeta.
De vez en cuando, los fugaces comentarios de mis padres me devolvían a la realidad, de la que volvía a huir al instante. No me agradaba viajar en aquel viejo coche; odiaba su ruidoso traqueteo, su olor a sucio... siempre bajaba mi ventanilla para respirar aire puro del exterior. Me encantaba sentir como el viento, impregnado del dulce olor de la primavera, acariciaba con violencia mi rostro y despeinaba mi pelo.
Empezaba a sentir libertad en aquella prisión con ruedas, mas solo unos segundos duro mi epifanía, y cuando volví a la realidad, el viento ya no me acariciaba, y el silencio se había apoderado del motor y de la radio.
Si todos nos quisiéramos un poco más...
Recuerdo de un San Saturio gris.
Recuerdo el momento preciso. Su mirada, la entrecortada voz que a sus labios asomaba, tímida, como un susurro lejano. Recuerdo aún sus manos, esas manos que nerviosas jugaban con el pañuelo que en su cuello, daba los únicos tonos coloridos a ese día tan gris... En ese momento la vi desaparecer como una exhalación de mi vida mientras aún su cuerpo seguía frente a mí; cabizbaja ella. Sentía su dolor en mi pecho como si fuera mío, lo sé porque no era un dolor como el que yo sentía, su dolor era como el dolor que se siente cuando aprietas el gatillo, era como una traición... y me mataba por dentro, mi dolor y su dolor.
No sabía como reaccionar, estaba petrificado, mi cuerpo se había secado de vida, e inerte, aún lograba mirarla sin derramar una lágrima... Entonces intenté salvarlo, intenté que todo volviera a ser como antes, los dos juntos de nuevo, olvidando aquel dolor que nos dominaba a ambos... Fue inútil; su corazón se había cerrado a mí, su sentimiento se había helado en su alma hasta morir, no podía hacer más por que volviera a mí; entonces, mis labios, ahora sí, entre lágrimas, lograron pronunciar una despedida...
Sobre su hombro se deslizaba un mar de recuerdos que brotaban de mi alma, sus recuerdos... Después, nunca más ha vuelto a ser la misma, ni yo he vuelto a ser el mismo; tras aquel instante nuestras vidas dieron un vuelco. Desde ese momento, mi presente pasó a ser parte de mi pasado.
Ella.
La verdad, no se que fuerzas tendría ahora para seguir luchando de no ser por ella...
Allá.
Como a la primera.
Hay veces que te sientes como te sientes porque en caliente todo es diferente a como es en realidad. Hay veces que crees que amas a alguien, que estás dispuesto a dar la vida por esa persona y de repente te ves a ti mismo pensando en otra, en ella, la que de verdad amabas. Piensas entonces con la mente clara, sin el corazón, y recuerdas, recuerdas los momentos con ella, tu primer amor, tu primer beso, y hallas en ti la añoranza de esos momentos que jamás volverán. El vivo recuerdo de una tarde a su lado hace que poco a poco sientas cómo las lágrimas van subiendo a tus ojos, aunque tú, que eres más listo, las reprimes. Recuerdas que un instante a su lado era más valioso que cualquier tesoro, que nada podía hacer que dejaras de amarla.
Entonces piensas en ella, la de ahora, esa persona a la que crees amar, y piensas en algún momento como aquellos, buscas en tus recuerdos tan solo un instante y te das cuenta de que nunca ha habido ni habrá un sentimiento así hacia ella en tu corazón, porque tu corazón es de aquella que te robó el primer beso, aquella que aún en tus recuerdos te hace sentir tantas cosas...
Entonces te preguntas porqué estás con alguien a quien, aun queriéndola mucho, no quieres como quisiste a la primera, y entonces te das cuenta de que estás con ella porque nunca querrás a nadie más así, como a la primera.