jueves, 8 de octubre de 2015

Las personas cambian.

A veces empiezo a pensar sobre lo que está pasando. Las personas cambian, los sentimientos se transforman, pero siempre quedará el recuerdo. El tiempo que quedó atrás. Era tan fácil todo, tan nuevo, tan vivo... Sentía que estaba descubriendo la felicidad. Y ¿por qué no? ¿Por qué pensar que todo ha acabado? Después de sentir la infinita felicidad, ese beso infinito, que se hacía agua en mi imaginación. Es esa sensación al mirar y sentir. Sentir felicidad. Eso se acaba tarde o temprano. Porque casi todo en esta vida se acaba. Casi. Hay cosas que nunca cambian, aunque no suelen ser las que quisieras. Aquello que es perfecto acaba evaporándose, y las imperfecciones parecen nunca querer corregirse.
Pero es que, pensándolo bien, ¿por qué hay que corregirlas? Las personas somos imperfectas, siempre nos equivocamos, desde un punto de vista relativo. Las imperfecciones que han cambiado mi vida son el motor que hoy me empuja a soñar que se pueden hacer las cosas de otro modo. Que se puede crecer.
Por eso solo quisiera entender hacia dónde estoy caminando hoy, pues últimamente empiezo a comprender que mis pasos se dividen en caminos diferentes, y no sé qué camino, ni qué destino elegir.

viernes, 11 de septiembre de 2015

El día cualquiera.

Era una mañana como otra cualquiera. Un día como otro cualquiera, de un año cualquiera. Pero para él no era un despertar cualquiera.
Él sentía, ese día más que cualquier otro, la calma que había estado buscando toda su vida. Se sintió por fin realmente feliz y realizado, pasase lo que pasase después. Sintió que todo el vacío y la soledad que había sentido durante los últimos diez años podría ser llenado con aquella mirada que le enterneció el alma.
Por dentro no dejaba de llorar. Lloraba porque sentía que le debía tanto, que le dio tanto que no podría devolverselo jamás. Pero lloraba de felicidad, porque nunca antes alguien había tenido la intencion de darle aquello que esta chica le estaba dando: ilusión, amor.
Sentía por dentro los momentos que gracias a ella se habían convertido en tan solo recuerdos, sintió la soledad de nuevo, rodeado de personas, la tristeza en los grandes momentos, la sensación de estar incompleto, de necesitar algo para ser feliz, algo que por fin había aparecido frente a él, con esa verde gracia.
Desde ese momento su vida cambió para siempre. Aquella mañana cualquiera, de aquel día cualquiera de un año cualquiera, fue el instante más importante de su vida.

miércoles, 8 de julio de 2015

Sin prejuicios.

Qué recuerdos, qué nostalgia de cuando solo eramos niños que jugaban a imaginar y no sabían qué era el amor. Hoy miro atrás y me río. Porque me hace gracia esa inocencia que nos alborotaba el alma, limpia de prejuicios. Todos eramos todos. Eramos iguales. Eramos nosotros, sin importar nada. Y me alegra el recordar esas cosas. Y escuchar en mi mente "aún sigo siendo el mismo que era antes de ayer...". Las cosas que vivimos una vez no se pierden eternamente. Siempre podemos volver a ser los niños que eramos. Siempre podemos volver a sonreír. Si lo intentamos. Lo conseguimos. Podemos teñir nuestro mundo de nuevo con los colores del pasado. Solo hay que dejar atrás los prejuicios, el rencor, el odio, y volver a amar sin pedir nada a cambio.

viernes, 15 de mayo de 2015

Aquel rincón.

Abrió los ojos.
El olor de aquella habitación le recordaba a él, pero él ya no estaba a su lado. Se levantó lentamente, recordando cada caricia en los dobleces de su piel, y se curvaba la comisura de sus labios, se enternecía su alma y su corazón cogía impulso para afrontar el nuevo día.
Y así cada mañana. Abrazaba sus recuerdos como si abrazara al mundo entero, como si en aquel rincón de su cama, en aquellas arrugas de sus sábanas se escondiera todo su universo.
Pero esa era su felicidad, recordar... que siempre fue feliz a su lado.