martes, 15 de octubre de 2013

Octubre

Silencio. Abro los ojos y sólo oigo silencio. Recuerdo con nostalgia los tiempos que fueron mejores, tiempos pasados que quedan en el recuerdo, en la memoria, donde todo se ve distinto a como fue. Me pongo en pie. Fuera, el ulular del viento me estremece; suena en la persiana, silva por las desiertas calles de mi pensamiento mientras me acerco a la puerta. Mientras ando, miro con las manos aquello con lo que me voy topando, sintiendo su presencia en mí, recordando el color, el sonido, el olor,... Pienso cuánto he vivido, cuánto he pasado, pienso en el sueño, en la memoria de aquellos días que hoy revivo sin querer. No puedo avanzar, me he detenido silenciosamente en frente de la puerta cerrada. Pienso un momento, miro sin mirar, contemplo sin contemplar mis miedos y mis temores, esos temores que hoy se apiadan de mí, que me huyen con espanto. Pienso en todo lo que sin vivir he vivido, en todo lo que sin soñar he soñado y despierto de repente del pasado, atrapado en una celda que me hace libre, umos barrotes que me protegen del exterior.
No se como he llegado ahí, intento recordar, recolectando huellas que sobre el camino siembro de vez en cuando, y descubro con sorpresa que mi realidad las fue borrando, y según me acerco al comienzo de todo cuanto soy, voy sintiendo el frío y el calor, el sueño eterno vivido sin vivir, recordando sin recordar que ese 6 de octubre volví a nacer, volví a soñar.